Bicentenario de Bolivia: Las Bolivianitas del DMV y el arte de vestir la patria con orgullo

Todo empezó con una amistad. Así, sin mucho drama, sin una épica forzada. Un clic inmediato entre tres mujeres que se cruzaron en el corazón del DMV, ese triángulo migrante entre Washington D.C., Maryland y Virginia, y decidieron que lo que las unía no era solo el idioma o su manera de homenajear a su país, sino una certeza silenciosa: que ser boliviana no es una circunstancia geográfica, sino una elección cotidiana.


De ese gesto amoroso de reconocerse en la otra nació Las Bolivianitas del DMV, un proyecto que tiene como protagonista a Isabel Siles conocida como la K’acha Cholita, con sus raíces vallunas; Jennifer Ortiz, la Cholita Bandida con raíces paceñas; y Denice Céspedes, la cambita cruceña y guardieña. Ellas no se visten como bolivianas: se visten desde Bolivia y lo hacen incluso en eventos que no son folclóricos. Todo tiene un solo fin mostrar: celebrar a Bolivia desde lejos.


Se visten de pollera y tipoy en nombre de las abuelas, en nombre de esa herencia que no necesita papeles ni visa. En nombre de ese amor por su tierra que a pesar de sus obligaciones y pendientes laborales en el país del norte, las hace tomar fuerza y mostrar las expresiones de Bolivia.

Foto: New Sandi Studios


En este año en que Bolivia cumple 200 años, mientras el país atraviesa una tormenta política, ellas deciden celebrar sin negarla: no con evasión, sino con una bandera erguida. “Queremos mostrar que hay unión entre bolivianos”, dicen. Porque la riqueza de nuestro país y su gente, lejos de ser una postal, es también resistencia: es decir sí, existimos, incluso cuando estamos lejos, incluso cuando todo arde, coinciden.
Y existen con fuerza. Denice se emociona al recordar cada expresión, comida, baile de su añorada región. “Nos une como bolivianos”, repite, como si esa fuera la clave. Jennifer agradece a todos los que ayudan a difundir la cultura boliviana con más tesón que presupuesto. Isabel, lo resume con una frase sencilla: “En este proyecto mostramos nuestro sentir. Es una forma de decir que amamos a Bolivia”.


El proyecto de estas tres mujeres, que es al mismo tiempo arte, identidad y memoria, no necesita un escenario formal para existir. Respira en cada video que suben, en cada palabra que pronuncian, en cada trenza, pollera y sonrisa que eligen llevar al mundo. Porque cuando ellas expresan su sentir, no solo es eso: es el país que, a pesar de todo, se celebra.


Y quizá por eso, este año del Bicentenario no se siente solo en La Paz o en Sucre. También late, con fuerza, en los pasos firmes de tres mujeres que decidieron que Bolivia no termina en una frontera.

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