La cámara se enciende y K’Ancha, la cochabambina que se hizo famosa por trabajar en la construcción en las mañanas y encender las redes sociales en las tardes, está junto a la cruceña y guardieña, Denice Céspedes. El programa Parlay empieza, y su presentadora, María Luz Coca Luján está vestida de cholita y su invitada de cambita. Las dos se encuentran en Estados Unidos, donde supieron abrirse camino.
K’Ancha conduce con la naturalidad de quién logró conseguir miles de seguidores bolivianos desperdigados por el mundo, que en su momento aplaudieron que el the Washington resaltará su firme decisión de defender la cultura quechua. La presentadora en esta edición del programa eligió como invitada especial a Céspedes, que aparece con esa mezcla de temple y dulzura que tienen las mujeres del oriente. Su sonrisa parece guardar todas las certezas que se necesitan para sobrevivir lejos de casa.
Las dos hablan de lo que las une: el amor por su país. Hablan también de lo que las diferencia y las enriquece: los ritmos, las palabras, los sabores. “De qué sirve ser buen profesional si no sos buena persona”, dice Denice con una voz firme, y el silencio que sigue parece una reverencia.
Cuenta que cuando llegó al país del norte lo hizo con la fe intacta y el respaldo emocional de una gran familia en Bolivia y amigos. Su trabajó de mesera no la desanimó. Para ella todo trabajo fue digno. “»Todos los bolivianos que vivimos lejos de nuestra tierra tenemos el deber, y el privilegio, de apoyar a nuestra industria boliviana: a los artesanos que tejen identidad, a los diseñadores que reinventan nuestras raíces y a los artistas que llevan el alma del país al mundo.»”, expresa Denice.
El programa de K’Ancha, que nació para visibilizar las tradiciones bolivianas, con la presencia de la “cambita”, como le dicen a Denice cuando la ven llegar a los eventos, se convirtió en un homenaje al oriente. A su música, a su forma de nombrar las cosas, a esa alegría que es casi una religión. Y también a la resistencia, a la certeza de que migrar es mucho más que cambiar de tierra: es aprender a echar raíces en el aire.
La conversación termina, pero queda flotando la sensación de que ambas, la cholita que hizo de las redes su escenario y la cruceña que lleva a Santa Cruz en cada palabra, son parte de una misma historia: la de quienes, sin importar dónde estén, siguen creyendo que ser boliviano y amar a su región, no es solo un lugar, sino una forma de mirar el mundo.
Y quizá por eso, en este mes aniversario de Santa Cruz, esta entrevista es más que una charla, “es un regalo para mi tierra amada”, dice Denice.
Puedes mirar la entrevista completa en el siguiente canal de YouTube:
Roxana Jiménez León 
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